Cada vez son más las consultas que recibimos sobre cómo poder camuflar pequeñas imperfecciones que tenemos en la piel y que nos suponen una preocupación. Por este motivo, esta semana os queremos hablar sobre el maquillaje corrector. Este tipo de maquillaje está destinado a aquellas personas que padecen algún tipo de patología o alteraciones en la piel.
Muchas veces la simple presencia de una lesión en nuestra piel puede provocar una reacción de rechazo por parte de la sociedad e incluso por nosotros mismos, pudiendo afectar en nuestro comportamiento. Es por esto que el maquillaje corrector, no solo va a ayuda a enmascarar imperfecciones sino que, en muchos casos, va a influir sobre el estado psicológico de la persona.
¿A quién va dirigido?
- Personas con patologías dermatológicas como psoriasis, vitíligo, cuperosis, acné, etc.
- Personas con cicatrices.
- Personas que se han sometido a algún tratamiento estético.
- Personas con piel reactiva y sensible.
Dependiendo de lo que necesitemos corregir usaremos diferentes tonos de correctores. Pero… ¿cómo sé qué color debo usar? Pues bien, para encontrar el color adecuado tan sólo tienes que fijarte en el siguiente círculo cromático. Con esta técnica vamos a aplicar el color opuesto al color de la lesión, consiguiendo su atenuación.
- Corrector de color verde: lo usaremos para disimular rojeces y cualquier tipo de imperfección que tenga esta tonalidad (un granito, una cicatriz enrojecida o capilares que enrojecen alguna zona de nuestra piel).
- Corrector de color amarillo: ideal para neutralizar tonos morados sobre la piel. Por tanto, sirve para corregir ojeras moradas, cualquier hematoma o simplemente marcas antiguas que hayan tomado este color.
- Corrector de color naranja/beige: se emplea para compensar manchas azuladas como pequeñas lesiones de acné, ojeras o manchas causadas por la presencia de venas o hematomas.
¿Cómo debo aplicarlo?
Con este tipo de maquillaje lo que queremos conseguir es un efecto cubriente sobre nuestras imperfecciones por lo que es importante aplicarlo correctamente para no tener la sensación de llevar una máscara.
Antes de empezar, debemos limpiar y preparar la piel con los limpiadores adecuados a cada tipo de piel y después aplicar la crema hidratante o de tratamiento que corresponda. La piel debe encontrarse lo más libre de impurezas posible para evitar la distorsión de los pigmentos y la aparición de brillos.
También es importante que los utensilios que utilicemos para la aplicación del maquillaje sean suaves y se puedan limpiar fácilmente para que no se produzcan irritaciones en la piel.
Una vez aplicado nuestro corrector, debemos aplicar una base de maquillaje adecuada a nuestro tipo de piel y resaltar otras zonas como los ojos, la boca y los pómulos para desviar la atención de las lesiones.
Antes de terminar quería hablaros de una patología cutánea que tiene una forma diferente de corregirse. Se trata del vitíligo. En este tipo de lesiones la piel carece de melanocitos, por tanto, aparecen zonas despigmentadas (principalmente en cara, cuello y manos). Para camuflar las lesiones debemos aplicar cuidadosamente un autobronceador en las zonas con leucodermia, dejar secar y aplicar una base de maquillaje. Así lograremos igualar el color entre la piel sana y las zonas despigmentadas.
Si tienes alguna duda sobre qué corrector o base de maquillaje utilizar pásate por la farmacia, allí estaremos para darte el mejor consejo.