- La otra tarde en la farmacia viví una escena reveladora: una joven que empezaba a pensar en quedarse embarazada me preguntó por suplementos, ya que en una conversación con sus amigas que habían sido madres o querían serlo, hablaron de que estaban tomando ácido fólico. Pero ella ignoraba por completo el papel de esta vitamina. No conocía el vínculo con la prevención de malformaciones congénitas, ni que debía tomarlo antes de concebir. Este caso real ilustra cómo, a pesar del acceso a tanta información en internet, sigue habiendo confusión sobre este tema tan importante. Debemos cerrar esa brecha: conocer qué es el ácido fólico puede marcar la diferencia en la salud de los futuros bebés.
¿Qué es el ácido fólico?
El ácido fólico es la forma sintética de la vitamina B9, también llamada folato cuando está en los alimentos. Esta vitamina es fundamental para nuestro cuerpo: interviene en la producción de ADN y la división celular, procesos esenciales en la formación de cualquier organismo. En la práctica, esto significa que el folato ayuda a fabricar nuevas células sanas, tanto en la madre como en el bebé en gestación. Por eso se considera una aliada en el embarazo: garantiza el correcto desarrollo de los tejidos y órganos del feto desde las etapas más tempranas. Para asegurar estas funciones, las autoridades sanitarias recomiendan que las mujeres en edad fértil consuman 400 µg diarios de ácido fólico (por ejemplo, en suplementos o alimentos fortificados) además del folato natural de los alimentos.
Ácido fólico y desarrollo del tubo neural
El ácido fólico juega un papel fundamental en el desarrollo del tubo neural del embrión, que es la estructura primitiva que formará el cerebro y la médula espinal. Durante las primeras semanas de gestación, un plegamiento complejo de tejidos debe cerrar este tubo neural correctamente. Si el folato es insuficiente, este cierre puede fallar, ocasionando defectos graves en el bebé. Entre estos defectos, el más conocido es la espina bífida, que ocurre cuando la columna vertebral del feto no se forma completamente. En la espina bífida, parte de la médula espinal queda expuesta o mal formada, lo que puede afectar los nervios y causar parálisis parcial, dificultades para caminar, problemas urinarios o hidrocefalia. Se estima que esta alteración afecta a alrededor de 4 de cada 1.000 recién nacidos. La buena noticia es que un aporte adecuado de folato desde antes y durante el inicio del embarazo reduce significativamente el riesgo de estos problemas.
Dieta y limitaciones actuales
En teoría, podríamos obtener el folato de la dieta. Este nutriente está presente en muchos alimentos saludables, pero en la práctica la alimentación sola no siempre alcanza los niveles recomendados. Diversas investigaciones alertan que los métodos modernos de cultivo han reducido el valor nutricional de frutas y verduras: en las últimas décadas se ha registrado una caída significativa en la concentración de minerales y vitaminas, incluido el folato. En otras palabras, podemos comer las “porciones recomendadas” de brócoli o espinaca y aún así no llegar a los 400 µg diarios necesarios. Además, el folato natural de los alimentos se absorbe menos eficientemente que el ácido fólico de suplementos o alimentos fortificados. Por todo esto, las autoridades sanitarias subrayan la suplementación: aunque sigas una dieta muy saludable, no suele bastar para alcanzar la cantidad preventiva de folato.
Alimentos ricos en folato
Pese a lo anterior, es bueno consumir alimentos ricos en folato para sumar nutrientes. Entre los más destacados están:
- Verduras de hoja verde: espinaca, acelga, brócoli, coles de Bruselas, espárragos… En particular, las hojas verdes intensas son de las fuentes naturales más concentradas. Debemos tener precaución con personas que estén anticoaguladas con acecumarol, el famoso sintrom.
- Legumbres: lentejas, garbanzos, frijoles negros o rojos, guisantes. Estos vegetales son ricos en folatos y también aportan proteínas y fibra.
- Frutas cítricas y zumos: naranja, mandarina, limón, kiwi, papaya… Además de vitamina C, muchas frutas tropicales y cítricos contienen buena dosis de folato.
- Otros: hígado de vaca., frutos secos (como cacahuates) y cereales fortificados.
Cada porción de estos alimentos suma a la dieta, pero insisto: la mayoría de las veces no alcanza la dosis protectora completa.
Recomendaciones clave al planificar el embarazo:
- Comienza con el suplemento temprano: Un mes o más antes de dejar de usar métodos anticonceptivos, incorpora un complemento diario de ácido fólico de 400 µg (o el que recomiende tu médico)
- Consulta a tu ginecólogo: Haz una revisión preconcepcional para analizar tu estado de salud, nivel de vitaminas (incluido el folato), hierro, tiroides, etc. Así te aseguras de iniciar el embarazo en las mejores condiciones.
- Mantén un estilo de vida saludable: Adopta una dieta equilibrada (incluyendo los alimentos ricos en folato listados arriba), realiza ejercicio moderado y evita sustancias de riesgo (tabaco, alcohol o fármacos sin prescripción) que puedan afectar la salud del futuro bebé.
La idea es llegar al embarazo con un “colchón” de nutrientes, y el ácido fólico es el primero en la lista de los básicos.
Y el futuro papá también importa
No olvidemos al futuro papá: su salud antes de la concepción influye en la calidad de los espermatozoides y, por tanto, en la salud del bebé. Investigaciones sugieren que si ambos miembros de la pareja mantienen buenos niveles de ácido fólico y evitan el tabaco y el alcohol unos meses antes de concebir, se reduce aún más el riesgo de defectos congénitos en el recién nacido. Aunque tradicionalmente se insiste en la mujer, estudios recientes recomiendan que el hombre también tome un suplemento de ácido fólico al menos tres meses antes de buscar el embarazo. Además, una dieta masculina rica en vitaminas y minerales, junto con hábitos saludables, contribuye a aumentar la fertilidad y el desarrollo óptimo del embrión desde el día cero.
En resumen: una planificación consciente del embarazo es responsabilidad compartida, y el aporte de micronutrientes es parte del cuidado de ambos padres.