«Mientras el aire en su regazo lleve
Perfumes y armonías,
Mientras haya en el mundo primavera,
¡Habrá poesía!»
El bueno de Adolfo Bécquer nos trajo este trocito de poema, mientras que el actor Robin Williams afirmaría que la primavera era la forma que tenía la Naturaleza de expresar sus ganas de fiesta… Sin embargo, mientras unos la esperan, otros la temen. El polen, las alergias, el aumento de las temperaturas… No todo iba a ser bonito, ¿verdad? Sea cual fuere tu caso, lector, me presento ante ti con una breve explicación sobre la astenia primaveral, sus causas, sus síntomas y cómo podemos prevenirlos o combatirlos.
Que sí, ya sé que estamos ante las puertas del verano, pero nunca es tarde si la dicha es buena.
No puedo comenzar sin mencionar que ‘astenia’, en griego, significa ‘sin fuerza’. Tal cual. Dicho esto, habemus lo que se dice que son sus causas en el cambio de estación:
El aumento de la intensidad lumínica.
Más horas de sol.
Temperaturas más altas.
Cambios en los niveles de humedad y presión atmosférica.
El temido cambio horario, con el que prescindiremos de una hora para dormir ése fatídico domingo (para los que nuestro espíritu animal es una marmota, es una faena).
En términos psicológicos, la astenia es un síntoma al que se denomina ‘fatiga crónica’ si su duración es superior a los seis meses. En cambio, en lo que atañe a la astenia primaveral, no hay consenso. Si bien hay un mayor interés médico en la astenia grave derivada de tratamientos oncológicos, tenemos a la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFyc) que afirma que un aumento de la temperatura y las horas de luz provoca alteraciones físicas y bajas del estado de ánimo. Añadimos que, si bien la astenia primaveral no se considera una enfermedad, sí un síntoma que la Clasificación Internacional de Enfermedades ha metido en el cajón de síndrome, describiéndolo como un trastorno adaptativo. Por otro lado, la OMS, a falta de causas específicas y de base científica, ni siquiera lo introduce en su clasificación de enfermedades.
El debate es interesante y, aunque no hay una base científica al respecto de la astenia primaveral, sí se puede notar en la oficina de farmacia un aumento de pacientes que muestran los siguientes síntomas durante la tan mentada estación, y de entre los cuales, puede que tú te sientas identificado con alguno:
Debilidad y falta de vitalidad.
Tristeza y sensación de vacío.
Falta de apetito, de concentración y de libido.
Sueño a lo largo del día, a pesar de haber dormido.
Mayor irritabilidad y cambios en el estado de ánimo.
Dolores de cabeza.
Etc.
Me dejo unos cuantos, pero creo que con estos ya nos podemos hacer una idea. La verdad es que todo esto viene, en el caso de la astenia primaveral, de esos cambios de clima a los que el organismo se tiene que adaptar. Vienen padeciéndolos:
Nuestro reloj biológico: cambia con cambios ambientales, es el que prepara tu cuerpo para el día y la noche. En otras palabras, sincroniza los ciclos circadianos.
El hipotálamo: es el que regula la producción de hormonas y neurotransmisores. El cambio de una estación a otra, con todo lo que conlleva ambientalmente, puede provocar la descompensación de esta región del cerebro.
Como último, antes de proporcionarle unos cuantos consejos con tal de lidiar con esta sensación tan molesta, informamos de que las personas con mayor predisposición a padecerla son las mujeres de entre 20 y 50 años, y aquellos con propensión a los procesos alérgicos a lo largo de esta estación.
Si bien, insisto, en que no hay que confundir la astenia primaveral con la fatiga crónica, ni con el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), que puede ser otoñal o estival. Si los síntomas, en su caso, se prolongan durante más de dos o tres semanas, le recomiendo encarecidamente que visite a su médico de cabecera y exponga su caso. Si, por el contrario, apenas lleva unos días y no padece ningún problema físico o psicológico que esté desembocando en astenia, puede que le sean de utilidad los siguientes consejos.
Tendremos tres formas de atajar hacia una pronta recuperación:
Estilo de vida saludable: lo suyo es que respete sus siete u ocho horas de sueño cada día, que realice ejercicio físico moderado y mantenga una dieta sana y equilibrada, con su más que obligado consumo de frutas y verduras.
Tratamiento nutricional, en el caso de que padezca carencia de vitaminas. En este supuesto, antes de acudir a la farmacia, lo recomendable es que consulte con su médico, ya que consumir más de la cantidad diaria recomendada podría suponer la acumulación en tejido de vitaminas liposolubles, tales como la vitamina A y D. Lo más recomendable en este aspecto es que realice 5 comidas al día y su suplemento nutricional no sea, en ningún caso, sustituto de una dieta saludable.
Tratamiento farmacológico: ha de haber una enfermedad de base.
Si no es así, el plan B es recurrir a la fitoterapia para recuperar su tono vital y ejercer acción estimulante. Para ello, las plantas de las que disponemos son:
Ginseng: sirve para incrementar la vitalidad, la capacidad de concentración y contrarrestar la fatiga y el cansancio.
Eleuterococo: sustancia adaptógena. Tiene efectos estimulantes sobre el sistema nervioso y reduce la glucemia.
Nuez de cola: recomendada para situaciones de agotamiento físico, mental y astenia. ¡Abstenerse a tomarla por la tarde-noche!
Hipérico: efecto antidepresivo equivalente al de antidepresivos tricíclicos en depresión media o moderada.
Ya ve, hay opciones para todos los gustos. Por tanto, si lleva unos días en los que se siente más cansado de lo habitual y los párpados se le caen no solo por acción de la gravedad, si los ronquidos del de al lado se le antojan más molestos de lo normal, y el calor lo aplatana haciéndole desear ser líquido, siempre puede decidir esperar a que la tormenta pase, o facilitar el camino hacia la calma con uno de los remedios que hemos expuesto.
Espero que la información les sea de utilidad y que, si lo desean, nos proporcionen su granito de arena sobre: ¿cree que existe la astenia primaveral? ¿La ha experimentado en alguna ocasión? ¿O lo considera un mito? ¡El debate está servido!
¡Felices días de primavera! Y para los alérgicos y asténicos: que les sea lo más leve posible. ¡Muchas gracias por leer!
Almudena Díaz-Madroñero