Seguro que tus pies han sufrido más de una vez los efectos tan dolorosos de las ampollas, sobre todo al estrenar zapatos nuevos, haciendo largas caminatas, etc. En el blog de esta semana hablaremos de qué son las ampollas, cómo tratarlas y la diferencia entre los apósitos convencionales y los hidrocoloides.
¿Qué es una ampolla?
Una ampolla es una acumulación de líquido en la capa externa de la piel resultado de un roce repetitivo, ya sea con el calzado o entre los dedos (piel con piel). Se trata de un mecanismo de defensa de la piel para proteger su tejido interior.
La causa más común de aparición de una ampolla es el roce o la fricción continua, pero también puede aparecer tras una quemadura, en el pie de atleta (infección por hongos), en enfermedades cutáneas como dermatitis o infecciones de la piel como la varicela.
¿Cómo debo tratarlas?
Por normal general, las ampollas se acaban curando por sí solas de forma natural. Pero este hecho no implica que no hagamos nada y las dejemos curar al aire. Te recomendamos:
- Lavar bien la zona con agua y jabón.
- Secar la zona y aplicar algún antiséptico tópico (clorhexidina, povidona yodada).
- Proteger la ampolla con un apósito para evitar infecciones.
Lo mejor es no abrir y drenar las ampollas por el riesgo de infección. Pero si la ampolla es muy grande y dolorosa, podemos abrirla y drenar el líquido; eso sí, NUNCA LE QUITES LA PIEL.
¿Qué es un hidrocoloide?
Se trata de un apósito para el recubrimiento húmedo de heridas, formado por un elastómero autoadhesivo al que se le han introducido unas partículas absorbentes. Cuando estas partículas entran en contacto con las secreciones de la herida, se hinchan y se transforman en un gel que se extiende por la herida manteniendo su humedad. A la vez, esta estructura de gel retiene las secreciones de la herida, en las que se encuentran bacterias y toxinas.
Este tipo de apósitos no necesitan cambiarse todos los días, pueden permanecer hasta una semana sobre la herida.
Su inconveniente: no debes usarlos cuando la herida está infectada o con riesgo de infección, y cuando hay exposición de músculos, tendones o huesos. Tampoco se recomienda su uso en heridas con abundante exudado.
Y ¿qué es mejor: los apósitos convencionales o los hidrocoloides?
A la hora de curar una ampolla podemos elegir el tratamiento en seco o en húmedo. El tratamiento en seco consiste en cubrir la ampolla con un apósito convencional, mientras que los apósitos hidrocoloides empleados en la cura en húmedo crean las condiciones idóneas de humedad en la zona, manteniéndola hidratada.
La ventaja que encontramos en la cura húmeda es que el pH de la zona de la ampolla se vuelve más ácido, creándose un ambiente bacteriostático que disminuye el riesgo de infección. Además, protege mejor las heridas de la suciedad, disminuye el dolor, previene la formación de costras, reduce el tiempo de cicatrización y consigue mejores resultados estéticos que la cura seca.
Con estos consejos espero que vuestros pies no sufran más este verano. ¡A seguir disfrutando!