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Con el cambio de estación llega el momento perfecto para “reiniciar” la piel. El verano, con el sol, el cloro, el viento y los cambios de hábitos, suele dejar su huella: tez más apagada, textura irregular o pequeñas manchas que antes no estaban.
El otoño, sin embargo, es una época fantástica para renovar, recuperar y preparar la piel para el frío. Y uno de los pasos clave en ese proceso es la exfoliación.
¿Por qué exfoliar la piel sobre todo en esta época?
A medida que pasan los años, sobre todo a partir de los 40, el ritmo de renovación celular se hace más lento. Las células muertas se acumulan en la superficie, y eso hace que la piel pierda frescura, luminosidad y se vea más apagada.
Una exfoliación adecuada ayuda a eliminar esa capa superficial, favoreciendo que la piel “respire”, se vea más uniforme y —lo mejor— se vuelva más receptiva a los tratamientos que aplicamos después.
👉 Cuando la piel está bien exfoliada, absorbe mejor los principios activos, lo que significa que aprovechamos más los productos (y, de paso, necesitamos menos cantidad). Es un beneficio para la piel… y también para el bolsillo.
Tipos de exfoliación (y por qué no son incompatibles)
No existe una única forma de exfoliar la piel. De hecho, los diferentes tipos pueden combinarse o alternarse según las necesidades y el tipo de piel.
🔹 Exfoliación mecánica
Es la más tradicional. Se basa en partículas físicas (microgránulos, polvo de bambú, sales, etc.) que “pulen” la superficie cutánea. Ideal para pieles más gruesas o que necesitan una limpieza en profundidad, pero debe realizarse con suavidad para no irritar. Es mejor elegir uno de gránulo fino para que sea más uniforme.2🔹 Exfoliación química
Utiliza ácidos suaves (como los alfa-hidroxiácidos o beta-hidroxiácidos) que disuelven las uniones entre las células muertas, permitiendo que se desprendan sin fricción. Es perfecta para pieles maduras o con manchas, ya que mejora la textura y la uniformidad.
🔹 Exfoliación enzimática
Actúa de forma más delicada gracias a enzimas de frutas o vegetales (como papaya o piña). Es una gran opción para pieles sensibles, con tendencia a la rojez o que no toleran exfoliaciones más intensas.
🔹 Exfoliación química
Utiliza ácidos suaves (como los alfa-hidroxiácidos o beta-hidroxiácidos) que disuelven las uniones entre las células muertas, permitiendo que se desprendan sin fricción. Es perfecta para pieles maduras o con manchas, ya que mejora la textura y la uniformidad. Aquí se encuentra el famoso Ácido Glicólico, y otro gran conocido por las pieles acneícas, el Ácido Salicílico. Esta exfoliación química, la puedes encontrar en formato de limpiadores, por lo que será suave, en cremas y geles a diferentes concentraciones. O incluso en formato discos, para impregnar todo el rostro. En clínicas es lo que llaman peeling químico.
💡 Lo interesante es que no son excluyentes. En ocasiones, puede alternarse una exfoliación enzimática semanal con una química más profunda cada cierto tiempo, siempre bajo consejo experto y personalizando.
Exfoliar es preparar: maximizar lo que viene después. Una piel limpia y renovada absorbe mejor los activos hidratantes, antioxidantes o antimanchas que aplicamos después.
De hecho, exfoliar regularmente potencia la eficacia de los tratamientos y favorece que actúen donde realmente deben hacerlo.
Además, una piel exfoliada refleja mejor la luz, se ve más uniforme y transmite ese aspecto de “piel cuidada” que tanto nos gusta. Cada piel es única.
No todas las pieles necesitan el mismo ritmo ni el mismo tipo de exfoliación. Hay momentos en los que la piel está más sensible, deshidratada o reactiva, y conviene ajustar la rutina.
Por eso, antes de elegir un producto o protocolo, te recomiendo acercarte a nuestro servicio de dermoanálisis. Evaluaremos tu tipo de piel, su estado actual y las necesidades de la temporada para recomendarte lo más adecuado.
En resumen
🧖♀️ Exfoliar no es un lujo, es un gesto de mantenimiento que marca la diferencia.
✨ Favorece la renovación celular.
🌸 Mejora la textura y la luminosidad.
💧 Potencia la eficacia de tus tratamientos.
💰 Y, además, ¡ayuda a gastar menos producto!
Cada cambio de estación es una oportunidad para cuidar y entender mejor tu piel. Este otoño, regálale unos minutos extra: te lo va a agradecer con una piel más sana, uniforme y luminosa.




