En un mundo en el que las jornadas laborales se alargan, las responsabilidades se multiplican y las pantallas nos devoran, es fácil llegar al final del día con la sensación de que nuestra mente es un hervidero a punto de estallar. Y si eres mujer, esta “fatiga mental” puede ser aún más palpable, entre la presión de equilibrar todo y un reloj que no da tregua.
¡Es hora de respirar hondo y decir “basta”! Pero, ¿qué hacer cuando el estrés y la fatiga se apoderan de nosotras? Aquí es donde entran los adaptógenos, esos héroes de la naturaleza que prometen devolvernos la paz mental y la energía.
¿Qué son los Adaptógenos?
Los adaptógenos son compuestos naturales que tienen la capacidad de aumentar nuestra resistencia al estrés y ayudarnos a adaptarnos a situaciones de tensión, sin que se pierda nuestra energía ni salud. No son una solución mágica ni un atajo, sino una ayuda para que nuestro cuerpo pueda recuperar su equilibrio, actuando sobre los ejes hormonales y metabólicos de manera no específica, es decir, ayudando de forma general sin causar efectos tóxicos.
¿Cómo lo hacen? A través de diferentes mecanismos de acción en el cuerpo, especialmente en el eje hipotálamo-hipófisis-glándula suprarrenal, que regula la liberación de hormonas relacionadas con el estrés como el cortisol, adrenalina (A) y noradrenalina (NA).
Los adaptógenos logran una normalización de los sistemas del cuerpo, permitiendo que se mantenga la homeostasis o equilibrio, sin llegar a los extremos
Curva del Estrés: ¿Cómo Ayudan los Adaptógenos?
Imagina la curva del estrés como una montaña rusa. Primero, el cuerpo entra en alarma al percatarse de un agente estresante. Con el tiempo, si no se gestionan bien los recursos, llegamos a la resistencia y eventualmente al agotamiento. Ahora bien, los adaptógenos actúan como una especie de “freno” que suaviza esa curva.
- Sin adaptógenos, el estrés llega rápidamente a su pico máximo, con una liberación masiva de hormonas del estrés.
- Con adaptógenos, la fase de alarma es mucho más moderada, la fase de resistencia no es tan profunda y podemos sostenerla más tiempo sin caer en el agotamiento.
Este proceso no solo nos permite manejar mejor el estrés, sino también evitar los efectos secundarios comunes del estrés prolongado, como los resfriados frecuentes, insomnio, fatiga crónica o dificultades de concentración.
Ashwagandha: ASHWAGANDHA (Whitania somnifera) GINSENG INDIO. Esta planta india se ha convertido en el “must” de la temporada para combatir el estrés y la ansiedad. Se dice que mejora el estado de ánimo y la claridad mental.
Ginseng: Ginsengcoreano ( Panaxginseng) es el de mejor calidad: más caro. Ginsengamericano ( Panaxquinquefolium). Similar al ginseng coreano (diferencias en componentes minoritarios) Se cultiva en América del norte y cada vez más en China. No es solo para los días en los que te sientes a medio gas, sino que también tiene un potente efecto estimulante que ayuda a mejorar la concentración y la memoria. Se recomienda a deportistas y gente muy activa físicamente, ya que aumenta el rendimiento muscular. Tiene mala fama, diciendo que pone nervioso, pero no es cierto, todo vino de un multivitamínico que lo contenía pero que además llevaba una anfetamina que era la responsable de dicho efecto adverso. Lo que si hay que tener cuidado es con las personas hipertensas mal controladas.
Eleuterococo: Ginsengsiberiano o ruso o “falso ginseng” (Eleutherococcus senticosus ) Es de la misma familia pero pertenece a otro género y especie. Adaptógeno más económico. Estudios clínicos en niños han demostrado eficacia profiláctica frente al virus de la gripe, climaterio (sudoración), síndrome premenstrual. Es un gran aliado para las personas que sienten que sus energías están bajo mínimos. Para personas sin apetito, como personas mayores.
Rhodiola: Es la reina de la resiliencia, la planta que te ayuda a adaptarte mejor a las situaciones estresantes, combatiendo la fatiga mental y física. Y la que tiene menos contraindicaciones. Mejora nuestras capacidades físicas y mentales: Concentración y memoria a corto plazo. Energía. Deporte: reduce los niveles de lactato y los parámetros de daño músculo-esqueléticos, mejora el tiempo de recuperación y la adaptación circulatoria al ejercicio (pulso y presión sanguínea). Además, parece mejorar el consumo de ácidos grasos. Alivia los síntomas del estrés, una vez que éstos ya han aparecido: fatiga, debilidad
¡Cuidado! No todos los adaptógenos son iguales
La fitoterapia es como una receta de cocina: si no seleccionas los ingredientes adecuados, el plato no tendrá el mismo sabor. Lo mismo ocurre con los adaptógenos. La calidad es clave. Cuando hablamos de plantas y suplementos, no estamos ante algo trivial. Así como un jamón ibérico no es lo mismo que un jamón serrano (y créeme, no solo es cuestión de precio), el origen de los ingredientes, su proceso de cultivo y su patente pueden marcar una gran diferencia en la efectividad del producto.
Parece sencillo, pero no lo es. El suelo en el que se cultiva una planta influye directamente en su composición química y, por lo tanto, en sus propiedades. Una planta cultivada en condiciones óptimas será mucho más rica en principios activos que una de cultivo masivo en condiciones poco favorables. Además, el proceso de extracción y fabricación del suplemento es fundamental. Las patentes y la investigación detrás de cada producto aseguran que no solo esté bien formulado, sino que los ingredientes estén en las dosis adecuadas y sean fácilmente absorbidos por nuestro organismo.
La calidad se paga, pero los resultados lo valen
¿Cuándo Deberías Usar Adaptógenos?
Los adaptógenos son especialmente útiles en situaciones de estrés constante o cuando te enfrentas a un desafío que requiere un esfuerzo mental o físico elevado. Sin embargo, no todo el mundo necesita recurrir a ellos al mismo tiempo.
Si ya tienes síntomas de estrés como dificultad para dormir, irritabilidad o fatiga mental, los adaptógenos pueden ser una buena opción. En estos casos, puedes combinarlos con melatonina, triptófano o proporciones equilibradas de probióticos para reforzar su acción. Muchas veces a los adpatógenos hay que acompañarlos de cofactores, para una mejor eficacia.
La Clave Está en la Paciencia
Es importante recordar que los adaptógenos no son un remedio instantáneo. Como en cualquier proceso de salud, los resultados toman tiempo. Si bien los adaptógenos ayudan a aliviar los síntomas de estrés y mejorar la resiliencia, la alimentación adecuada, la meditación y el descanso también juegan un papel fundamental en tu bienestar general.
¡Cuida tu mente, cuida tu cuerpo y no dejes que el estrés se apodere de ti!