Parece que es invención de las marcas de cosmética, el introducirnos productos en nuestra rutina para que consumamos más, pero y respecto al tónico, ¿ tiene lógica que lo tengamos que usar?. La palabra tónico proviene de la palabra latina “tonicus”, que se refiera a todo aquello que fortalece, refuerza u otorga vigor. Pues con esa definición, me acaba de enamorar, quién no quiere una piel más fortalecida, reforzada y con más vigor. Y esas son las funciones que se le suelen atribuir a un tónico: refrescar, hidratar y restablecer el Ph de la piel; ayudando a minimizar el poro, y activando la circulación, lo cual hace que los tratamientos que pongamos a continuación sean mucho más efectivos y por ello rentabilizados. El tónico es clave para tener una piel de calidad, ya que favorece la elasticidad, es un producto preventivo y no tanto de tratamiento. No es sólo agua, aunque lo parezca, va mucho más allá.
Aunque las limpiezas actuales son muy completas, no dejan de ser un momento de ESTRÉS para la piel, y por ello debemos utilizar un producto que REEQUILIBRE.
Gracias a sus propiedades y aromas, también beneficia a los sentidos. Se lo considera un agua multisensorial. Y encontramos diferentes tipos de tónicos según las necesidades de la piel o los efectos que queramos conseguir. Vamos a descubrirlos:
1.Astringentes: destinados a pieles grasas. Ayudan a minimizar el poro y controlar la producción de grasa
2.Emolientes: para tratar las pieles que necesitan algo más de hidratación
3.Estimulantes: para tensar y suavizar la piel
4.Calmantes: poseen acción descongestiva, indicados para las pieles más sensibles
5.Antioxidantes y energizantes: previenen el envejecimiento y dejan la piel sedosa
6.Tónicos con vitamina C: ayudan a reducir las manchas
El procedimiento habitual para el uso del tónico, sería, después de la limpieza, para que la piel esté limpia y libre de residuos, aplicar el tónico, ¿ cómo?
- En unos discos de algodón aplicar una cantidad adecuada del tónico y pasándolo suavemente por el rostro a pequeños toques y no arrastrando, porque podríamos irritar. Para agilizar este paso encontramos nuevos formatos.
- En spray, las llamadas brumas, pulverizamos una pequeña cantidad a unos 20 cm de distancia, y retiramos el exceso con un algodón o un tisú. También nos puede valer como tónico un agua termal, sobre todo en los casos de pieles sensibles que necesitan un efecto calmante.
- Tónicos con textura espesa, los aplicamos con la manos, teniéndolas limpias y secas, extendemos el producto por toda la manos y la aplicamos a toques, empezando en la zona central del rostro, iendo hacia el exterior procediendo a hacer pequeñas presiones de estimulación.
Es importante dejarlo secar antes de aplicar cualquier tratamiento posterior. Si tuviéramos que elegir, si hacerlo por la mañana o por la noche, la mejor opción sería por la noche, porque hará que la piel descanse, y al levantarse tendremos una piel más fresca y limpia. Otra buena opción, es ultilizarlo después de realizar actividades al aire libre, que nos han provocado una gran formación de radicales libres, ya que el tónico puede aportar antioxidantes.
Ahora que ya hemos entrado en el mundo del tónico, no será más el gran DESCONOCIDO, y sí una bonita RECOMPENSA.
Y si se te ha ocurrido la genial ideal de prepararte tu propio tónico, yo sólo te digo, que las empresas cosméticas, piensan muy bien qué componentes utilizar, y realizan estudios para comprobar que son los adecuados. A parte de hacer estudios de conservación. yo no me la jugaría, habiendo variedad donde elegir.