Seguro que más de una vez has oído hablar de los aceites esenciales o incluso eres un/a apasionado/a de ellos. Lo cierto es que la aromaterapia está cada vez más presente en nuestros hogares gracias al bienestar y la salud que nos aporta.
Cuando hablamos de aromaterapia científica nos referimos al uso de aceites esenciales bioquímicamente definidos con finalidad terapéutica. Reconocer un aceite esencial de calidad es clave para asegurarnos su acción terapéutica y más ahora que están tan de moda y hay tantos en el mercado.
Hoy vamos a introducirnos en el mundo de los aceites esenciales y aprender todo lo necesario para poder elegir bien a la hora de adquirirlos.
¿Qué es un aceite esencial?
Por definición, un aceite esencial es un extracto líquido concentrado muy complejo obtenido por destilación por arrastre de vapor de una planta aromática.
¿Qué criterios de calidad debe tener?
Para asegurarnos que un aceite esencial tiene actividad terapéutica debe ser:
- 100% íntegro: la destilación se lleva a cabo de forma completa.
- 100% natural: libre de moléculas sintéticas.
- 100% puro
Además debe estar:
- Botánicamente definido: la denominación de la planta debe precisar el género, la especie, la subespecie y el cultivo.
- Bioquímicamente definido: QUIMIOTIPADO. El quimiotipo designa la molécula con mayor presencia en un aceite esencial y, por lo tanto, condicionará su actividad terapéutica. En la etiqueta debe aparecer escrito o con las siglas AEQT.
Si además tiene certificado BIO, como nuestros aceites esenciales de Pranarom, significa que se ha obtenido a partir de plantas cuyo cultivo ecológico está certificado por un organismo autorizado.
¿Cómo podemos administrarlo?
Existen tres vías para administrar los aceites esenciales:
- Vía tópica: es la vía principal de administración. Los puntos de aplicación varían en función del efecto que busquemos. Lo podemos aplicar directamente sobre la zona afectada, en las muñecas, en el interior del codo, sobre el plexo solar, en la planta de los pies (muy útil en los más pequeños) o en la columna vertebral.
- Vía oral: no se usa tanto como la vía tópica por el mal sabor de los aceites esenciales. Se recomienda usar un soporte como la miel, la miga de pan o algún aceite vegetal para enmascarar el sabor. No debemos emplear el agua como soporte ya que no se disuelven en ésta.
- Vía inhalatoria: se pueden inhalar en agua hirviendo (para infecciones respiratorias o para relajarnos. No apta en personas asmáticas); por inhalación directa (directamente del frasco o aplicando una gota de aceite esencial sobre las muñecas, sobre todo para relajación. Las personas asmáticas deben tener precaución); o mediante difusión aromática (usando difusores que actúan mediante ultrasonidos).
¿Qué debe aparecer en la etiqueta?
Precauciones de uso
- Nunca inyectar un AE por vía intravenosa o intramuscular.
- Nunca aplicar AE puros en las mucosas (nariz, orejas, zona anogenital). Diluirlos siempre.
- Nunca aplicar AE en los ojos, ni puros ni diluidos.
- En caso de personas especialmente alérgicas es mejor hacer primero una prueba cutánea en el pliegue del codo para ver si reacciona o no.
- Salvo por opinión de un experto, no usar los AE por vía oral durante los 3 primeros meses de embarazo, durante la lactancia y en niños menores de 7 años.
- Conservar los frascos bien cerrados a una temperatura entre 5ºC y 30ºC. El tiempo de conservación de un AE es de 5 años.
Para terminar, no olvides que los aceites esenciales tienen actividad terapéutica y por ello hay que tener precaución a la hora de usarlos. Déjate aconsejar por un experto y siempre que tengas alguna duda no dudes en consultarnos, somos todo oídos.