Cuando entramos en contacto con bacterias, virus, alergenos nos ponemos enfermos y nuestro cuerpo empieza una lucha interna contra los organismos que nos causan la enfermedad. Estos “bichitos ” son los que conocemos como antígenos (Ag).
Nuestro sistema inmunológico es el encargado de defendernos frente a las enfermedades, fabricando anticuerpos (Ac) que circulan por la sangre a la busca y captura de los Ag que dañan el cuerpo humano. Cada Ac es único y específico para cada tipo de Ag.
Los Ac, una vez producidos permanecen circulando por la sangre durante largos periodos de tiempo, generando así la inmunidad. La base de las vacunas es precisamente hacer que nuestro cuerpo se adelante a un posible contagio creando esta inmunidad.
¿En qué consiste una vacuna y como actuan en nuestro cuerpo?
Pues bien, una vacuna es una solución de virus o bacterias muertos o muy débiles que no pueden infectar al organismo pero que sin embargo si son capaces de poner en marcha los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo, que reconoce como peligrosos a estos Ag y fabricamos los Ac necesarios para neutralizarlos.
De esta manera desarrollamos la memoria inmunológica que hace que nuestro organismo sea capaz de resistir y no enfermar en caso de ser infectado más tarde por los mismos virus o bacterias. Es como si creáramos un escudo protector frente a estos antipáticos bichitos y les ganásemos la batalla.
¿Vacunar o no? una difícil decisión.
Sabemos que existe cierto rechazo ante las vacunas por algunas personas, por las reacciones adversas que pueden provocar, por el interés económico que puede haber tras las vacunas….
Nosotras estamos a favor de seguir los protocolos de vacunación , ya que saltárselos podría hacer reaparecer muchas enfermedades que actualmente están erradicadas. Muchas enfermedades que eran habituales en el pasado se han conseguido controlar e incluso eliminar gracias al uso de vacunas. Un ejemplo claro es el caso del sarampión o la varicela, que aunque afecten a la población (sobre todo infantil) están totalmente controladas.
Recuerda: ser vacunado o no puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.