Muchas veces hemos oído o leído que la Vitamina C es un antioxidante, pero ¿sabemos realmente que significa que sea antioxidante?
Decimos que la Vitamina C es antioxidante porque es capaz de prevenir la oxidación de otras moléculas. Si una célula de nuestro cuerpo se estuviera oxidando, estaría comenzando a dañarse y la Vitamina C es la que se encarga de prevenir este proceso, evitando que células determinadas de nuestro organismo se puedan dañar o incluso mueran.
Es sabido que la principal fuente de Vitamina C son las frutas, verduras y hortalizas, y no son sólo los cítricos, como la naranja o el limón, los que nos pueden aportar la cuota por día necesaria de esta vitamina; la papaya, el kiwi, el pimiento rojo o las fresas, entre otros, nos pueden proporcionar la cantidad de Vitamina C aconsejada por la OMS, con una ración diaria de alguno de estos alimentos.
¿Cómo podemos detectar que tenemos falta de Vitamina C?
Hay algunas señales que nos indican que en nuestra alimentación hay una falta de Vitamina C:
- Heridas que tardan en cicatrizar
- Encías inflamadas y que sangran habitualmente
- Frecuentes hemorragias nasales
- Piel roja, áspera y seca
- Te salen moretones con facilidad
- Caída de cabello
- Uñas secas y quebradizas
- Sistema inmune muy “pobre”, resfriados duraderos
- Articulaciones inflamadas y normalmente doloridas
- Aumento de peso sin explicación alguna
- Depresión
¿Qué beneficios tiene la Vitamina C?
Nosotros no tenemos la capacidad de generar nuestra propia Vitamina C, tenemos que obtenerla de nuestra dieta o por un aporte vitamínico extra.
Un consumo apropiado de vitamina C hace que nuestro cuerpo tenga las defensas necesarias para combatir y ayudar a reducir el riesgo de desarrollar algunas afecciones cardiovasculares, cardíacas, hipertensión, derrames cerebrales.
Los beneficios que produce en el sistema inmune son también notables, favorece la resistencia a infecciones, evita procesos de reacción inflamatoria, ayuda a mantener estable el sistema hepático ayudando a la eliminación de fármacos tomados de forma habitual, mantiene la integridad de las mucosas, protege el sistema cardiovascular, en resumen, es una fuente de defensas para nuestro organismo.
¿Por qué consumir un aporte extra de Vitamina C?
Hay ocasiones en las que hay que ingerir suplementos de Vitamina C, bien como defensas en un momento determinado, bien por tener patologías que precisan que tengamos un mayor aporte de esta vitamina para poder ayudar a nuestro organismo a combatirlas.
Cuando una persona pasa procesos de psoriasis, eccemas, quemaduras, etc., es muy importante un aporte extra de Vitamina C, ya que ayuda a la regeneración de la piel. Aumentar la ingesta de Vitamina C en los fumadores o personas con enfermedades respiratorias es una forma de defender al sistema de los efectos del tabaco, por un lado, y ayudar al sistema respiratorio a realizar mejor sus funciones, por otro lado. También el modo de vida, el estado en el que uno se encuentre, son momentos en los que debemos dar a nuestro cuerpo una mayor ingesta de Vitamina C, como en deportistas, parar contrarrestar los posibles daños musculares que se hayan producido en nuestro cuerpo. Pero la lista es mucho más larga, mujeres embarazadas, personas con cáncer, personas con hipertensión…, la Vitamina C es la mejor defensa para ayudar a nuestro cuerpo a pasar la enfermedad.